martes, 30 de octubre de 2018

El sillón

Ocaso cercano, y el mate en el medio.
Juego con mis dedos sobre el termo, y vos me mirás.
¿Y si en realidad tengo ganas?
¿Y si en realidad tengo ganas de recorrer tu cara con mi pulso errático?
¿Si en realidad tengo ganas de ver como la luz decolora tu pelo amasijado por mi ansiedad?
¿Si en realidad quiero escuchar como la tela se desprende de tu piel con ese suave murmullo?
¿Si de verdad quiero ver que tus medias van a parar al suelo?
Cálido, inquieto, la piel comunica su experiencia,
ardiente, humeante,
el aire se pesa a la derecha de mis fantasías.
La tela del sofá se derrite conmigo, y la luz invade las cortinas desde afuera.
 Y estirás la mano, y me preguntás si te doy otro mate, y yo te digo que sí, sin saber bien qué está pasando.
Te vas,
te vas a fumar afuera,
me quedo,
me dejás,
en un páramo iluminado por la bombita del comedor, y la luna afuera aspirando el humo de tu cigarro.
Insólita, incrédula, expectante, con la realidad ardiéndome en la frente.
Vos allá, y yo acá, en el sillón.

-Luana Barboza.

Es un caramelo

Ansias de corazón enardecido,
flamean de rabia ante la impotencia de las poderosas voces que subyugan la justicia,
que tapan el sol con sus garras,
que destrozan tímpanos gustosamente,
que hunden corazones nobles en la miseria,
que llevan en su esencia la miseria de lo humano, de lo placentero, de lo fácil, del querer hacer mal,
que tienen cara, hijos, y futuro,
que no sabré si te dejarán tenerlo, si te dejarán vivir, si te librarás del injustoverdadero dolor,
que no se si alguna vez el perdón tendrá cabida, si el dolor de la miseria ajena te dejará dormir, si las pesadillas ya no te acompañarán de noche,
que espero con toda la materia vista y no vista que tendrás revancha.

-Luana Barboza.